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Hace algunas semanas publicábamos el fallo del I Concurso de Fotografía Anna Atkins, entre esas fotos maravillosas se encontraba una de una neurona, de María Sáez, que se llevó el premio del jurado. Hoy María nos cuenta la ciencia detrás de esta foto.
La neurona espinada
Años 70. Dos científicos alemanes, Erwin Neher y Bert Sakmann, sabían que las células de nuestro cuerpo se comunican a través de electricidad, pero no sabían qué podían hacer para medir cómo estas células se comunicaban entre sí. Gracias a sus investigaciones desarrollaron la técnica del “patch-clamp” en inglés, que en español se puede traducir como “fijación de membrana” y por la que más tarde en 1991 recibirían el Premio Nobel en Medicina.
Pero, ¿cómo que “fijación de membrana”? ¿De qué estamos hablando? Resulta que esta técnica consiste en acercarse a la membrana de la célula hasta tocarla con una punta de vidrio muy fina, mucho más incluso que una célula, que ya es pequeña. Y una vez ahí, succionar para crear un pequeño poro por el que se podrá registrar la corriente eléctrica del interior de la célula, y por ende, su actividad. Ya me dirás cómo se les ocurrió esto, desde luego fue una idea digna de un Nobel.
De esta técnica que se desarrolló hace ya unos cuantos años, se han hecho muchas variaciones y se puede medir la actividad eléctrica de muchas clases de células, como los cardiomiocitos del corazón, o como es mi caso, de las neuronas del cerebro.
Para registrar la actividad eléctrica de las neuronas hacen falta bastantes más cosas que un capilar de vidrio, por ejemplo, un microscopio. Y de momento, -la ciencia no ha avanzado tanto-, podemos registrar la actividad de las neuronas de animales modelo que utilizamos en el laboratorio, como el ratón en mi caso. De esta forma estudiamos la actividad de las neuronas y cómo se comunican entre ellas en distintas circunstancias. Esto nos permite detectar funcionamientos anómalos, como ocurre cuando existe una enfermedad neurodegenerativa.
Esto es exactamente lo que podéis ver en la imagen del concurso. Se trata de una neurona de ratón que ha sido registrada para medir su actividad eléctrica y a la que le hemos añadido, a través del capilar de vidrio, un compuesto para que, una vez terminado el registro, podamos localizarla.
Lo más interesante de la imagen quizá radica en que es una neurona del núcleo estriado del cerebro, donde la mayor parte de las neuronas tienen “espinas” en sus dendritas (los pequeños puntos que podéis ver en sus brazos). No me digáis que no parece una rosa con sus “espinas”…
Texto: María Sáez, ganadora del premio del jurado del I Concurso de Fotografía Anna Atkins
Todavía nos quedan un par de artículos relacionados con las fotografías ganadoras del I Concurso de Fotografía Anna Atkins, así que seguid atentos a nuestras redes ;)