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El futuro de ahora
Patinetes y coches voladores, ese es el futuro que Back to the Future II nos hizo esperar para el año 2015. La idea de los directores al plantear este futuro no era el de acertar de lleno sino el de entretener. No obstante, llegado el 21 de octubre de ese año, las bromas (y los memes) coparon las redes.
Es una de esas paradojas graciosas que esconden los días normales: buena parte de esos usuarios participaron en aquella fiesta del chiste fácil desde sus smartphones, una tecnología que Marty y Doc no habrían podido encontrar en su futuro porque escapaba a (casi) todas las predicciones futuristas.
Quizá porque nos cuesta entender qué es la tecnología, o nos cuesta entender la tecnología en sí misma, muchas veces no vemos que buena parte del futuro que imaginamos está aquí ya o que se vislumbra en un futuro cercano.
Mucho antes que la domótica
Podemos empezar por definir la tecnología como un matrimonio muy bien avenido entre la ciencia (el conocimiento científico) y la técnica (los procedimientos). Una pareja que (quizá estirando mucho el chicle) nos ha traído hasta aquí.
Muchos investigadores apuntan a que lo que nos separó del resto de primates, lo que nos permitió tener este cerebro singular, fue la capacidad de ingerir grandes cantidades de calorías sin que ello supusiera largas y pesadas digestiones. Es decir, que el ser humano lo es en primera instancia por el desarrollo de una tecnología a la que llamamos “domesticación del fuego”; y que nos permite cocinar los alimentos.
Igual esto de lanzarse a los albores de la humanidad para hablar de tecnología es pasarse. Pero también es importante distinguir entre la tecnología en sí misma y la revolución tecnológica en la que estamos inmersos.
En seco, la tecnología no es más que aquello que nos permite emplear lo que sabemos para resolver problemas. Así que el fuego, las velas o el interruptor que enciende las bombillas del salón son tecnologías que hemos empleado a lo largo de nuestra historia para dar solución a esta manía que tiene el sol de ponerse cada tarde.
Exponencial
Siendo conscientes del papel que han tenido las tecnologías en nuestra historia como especie y que tienen en nuestra vida actual, la revolución tecnológica de las últimas décadas se percibe mareantemente futurista.
Cuando empecé la secundaria (nací a mediados de los 90) el Smartphone no existía, hoy parte de este texto lo escribo en uno. Es el ordenador que más uso. Leo la prensa, algunos libros, oigo música, veo series, creo contenido para redes sociales, mide mi actividad física diaria, etc. Con unos cuantos complementos registraría mi pulso continuamente, mi peso por las mañanas y mi descanso por las noches. Es gracioso pararse a pensar a veces que hemos imaginado ciborgs menos equipados.
No todo es smartphone, de hecho es una pequeñísima parte. La revolución tecnológica actual toca todos los campos. Introduce mejoras en nuestra cotidianeidad, pero también en la asistencia sanitaria, la producción de energía, la salubridad del agua y los alimentos, la calidad de vida de personas con diferentes tipos de discapacidades o condiciones médicas, etc.
Dos retos
Otra de las cosas en las que conviene pararse a pensar es la velocidad a la que avanza la tecnología a día de hoy. Esta velocidad supera en muchos casos la capacidad de adaptación y comprensión de las distintas generaciones.
No hablo solo de esa generación que vivió la novedad de los frigoríficos, la televisión o las lavadoras, y que hoy tiene mayor o menor dificultad para comprender porqué su teléfono le pide actualizar el sistema operativo o vaciar la memoria. También es necesario que las generaciones que nadan (nadamos) a gusto en estas aguas entendamos qué hay más allá de las comodísimas interfaces.
Es necesario entender también que no todas las tecnologías que ha desarrollado el ser humano son buenas o son las mejores. Incluso las buenas tienen inconvenientes que cuesta sospechar. Saltándonos el mal empleo del ingenio en los esfuerzos bélicos, el desarrollo tecnológico del que disfrutamos también ha permitido que generemos nuevos problemas. Como el cambio climático y todos sus retos asociados.
Que quienes investigan, y permiten así la generación de nuevas tecnologías, se acerquen a explicar lo que hacen es fundamental. Lo es porque necesitamos entender qué está revolucionando nuestras vidas y para adaptarnos a ello. Lo necesitamos incluso más porque los retos que tenemos por delante como sociedad nos necesitan a todos conscientes e informados. Por eso, todo lo que se cuenta en la temática Tech me out! en Pint of Science es un lujo. Uno que tenemos la suerte de podernos permitir.
Texto: Noemí Escobar (Responsable Diseño e Instagram - Equipo Nacional)
¿Quiénes nos van a contar, en esta edición, los nuevos retos de la tecnología y la ingeniería? Aquí los expertos en TECH ME OUT! DE #Pint21ES: