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Para que un coche, un reloj, un equipo de aire acondicionado, un soldador o cualquier otra máquina funcione perfectamente y ejerza el trabajo para el que ha sido diseñado, debe utilizarse correctamente y realizarle lo que en ingeniería se llama, un mantenimiento preventivo.

Las operaciones que intervienen en este tipo de mantenimiento son aquellas que se realizan durante la vida útil de estos elementos y están destinadas a evitar la aparición de posibles problemas o errores graves que provoquen que el instrumento en cuestión quede en desuso o que su función tenga que ser detenida durante un periodo de tiempo prolongado, entorpeciendo así otras actividades. Entre estas operaciones están la limpieza de componentes, revisión y/o sustitución de piezas y otras comprobaciones específicas.

No negaréis, usuarios de las nuevas tecnologías, que de la misma forma tratáis vuestros portátiles o dispositivos móviles, con carcasas o fundas protectoras, limpiando la pantalla o (los más hábiles) pasando un pincel por los huecos.

A todos los elementos tecnológicos y mecánicos que existen en nuestras vidas, hay que añadir otra máquina aún más perfecta, el cuerpo humano, nuestro propio cuerpo.

Porque aunque no nos paramos a pensar en ello como “mantenimiento”, ya que son actividades cotidianas, cada día nos aseamos, ingerimos alimentos y bebidas, realizamos más o menos actividades físicas, recomendados descansos, revisiones médicas periódicas y consultamos especialistas en los casos de afecciones más concretas. Así que en efecto, todos somos “ingenieros de nuestro cuerpo”.

El conjunto de órganos, huesos, músculos y piel, que forman cada ser humano da pie a multitud de temas y especialidades médicas todas ellas interesantes e increíbles a partes iguales.

Gracias a cada una de ellas, en la actualidad, conocemos el porqué de la aparición de ciertas patologías, sus diagnósticos y tratamientos, el papel de la genética en nuestras vidas, las consecuencias de la mala alimentación, la importancia del descanso y por qué algunos se rompen los huesos con mayor facilidad.

En este tiempo de pandemia (que se está prolongando más de lo que nos gustaría) mucho hemos aprendido, sobre sintomatología, vacunas, afecciones recurrentes, epidemias, efectos secundarios, inmunidad y multitud de palabras de las que nos hubiera gustado conocer su significado en otra situación.

También hemos aprendido lo importante que son los tiempos de trabajo, los de espera, el estudio y la disponibilidad de datos, entre otros muchos términos.

Un conjunto de palabras y tecnicismos que ahora forman parte de las conversaciones más coloquiales que tenemos, y que como toda información, si está bien compartida estará bien utilizada.

Nuestra vida ha dado un giro de 180º los últimos 365 días, y el papel más importante en esta experiencia se ha centrado en la investigación, en la supervivencia y en la vida después de la infección. El papel protagonista se ha centrado en el cuerpo humano.

En la temática que lleva este nombre siempre aprendemos lo alucinante que es NUESTRO CUERPO.

Texto: A. Belén Peña (Edición Blog - Equipo Nacional)

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