¿De qué estamos compuestos?

1,2,3… ¡Que comience el espectáculo! La mosca al fagot. La rana al clarinete. El oboe para la trucha. En la viola encontramos una garrapata y el único humano de esta banda al violín. Por último, un gusano, C. elegans, en el chelo. Pero, la pregunta es… ¿Puede un científico componer una banda sonora a partir de la transcripción de la rutina en el laboratorio? ¿Puede trasladar la información genética a una partitura? Lo cierto es que todos los componentes de esta estrambótica banda tienen algo en común: una proteína clave en el desarrollo de vacunas frente a patógenos transmitidos por vectores.

La búsqueda del elixir de la eterna juventud o del santo grial es prueba irrefutable de que alargar la vida ha sido una idea recurrente desde el principio de los tiempos. En esta época tan fascinante en la que el conocimiento aumenta de forma exponencial, esta búsqueda se ha transformado en una inversión económica considerable con la que muchos laboratorios investigan sobre cómo detener el envejecimiento celular e incluso cómo invertirlo y rejuvenecer. En este contexto, te pregunto: ¿tendría algún sentido lo contrario, acelerar el envejecimiento celular?