De pólenes y propóleos

En plena época de floración y polinosis, en la que cantidades ingentes de granos de polen invaden nuestro sistema respiratorio y nuestros ojos, para provocar una incómoda rinitis alérgica a una gran parte de la población, parece necesario desmentir los mitos generados a partir de un grano de polen. Esta charla nos acerca no solo a refutar las falsas creencias, que muchas veces se sustentan por el sensacionalismo de los medios de comunicación o de los anuncios, sino también a conocer más y mejor qué es el polen realmente o cómo nos afecta.

El propóleo, o própolis, es un producto apícola que se conoce desde hace más de 5000 años, cuando los sacerdotes egipcios lo utilizaban en la momificación. Otros usos más recientes como la elaboración de un barniz para proteger los famosos violines Stradivarius o como agente curativo durante la Segunda Guerra Mundial, han motivado a los investigadores a averiguar cuáles son las moléculas responsables de dichas actividades. Su elaboración se inicia cuando la abeja recoge algunas resinas, en forma de pelotitas, de vegetación cercana al colmenar y lo procesan para formar su botiquín particular.