De los Átomos a las Galaxias

La viticultura está viviendo una revolución tecnológica en las últimas décadas, impulsada por la necesidad de gestionar de forma más precisa, más optimizada y más sostenible. El ojo humano, que ha sido el sensor por excelencia empieza a dar paso a nuevas tecnologías, no destructivas en su mayoría, que son capaces de medir a distancia desde la galaxia, alojadas en satélites, hasta la vibración molecular más sutil. Y no sólo eso, el despegue de los robots agrícolas es una realidad. Éste será un recorrido desde las galaxias a los átomos para descubrir una viticultura de vanguardia.

Los sentidos del gusto y del olfato, son los sentidos químicos, ya que los estímulos que los activan son moléculas químicas. Así, sólo ciertas moléculas se acoplarán de manera específica a los receptores que tenemos situados en la nariz para el olor, y en la boca para el sabor. Este acoplamiento hará que se activen los receptores y nuestro cerebro reciba la información del olor o del sabor de los alimentos. Se sabe que existe una gran variabilidad en la sensibilidad entre individuos, que depende de la variabilidad genética y que la mediremos con los asistentes con un test muy sencillo.